
Paula Guelfo
Analista
AMI
El Open banking o banca abierta es un concepto que ha tomado gran relevancia en la industria financiera en los últimos años. Consiste en permitir que los datos financieros de los clientes se compartan de manera segura entre diferentes instituciones financieras a través de API (interfaces de programación de aplicaciones) para la creación de nuevos servicios y soluciones innovadoras.
Para dimensionar, en 2022 el open banking generó US$ 21.300 millones a nivel global[1] y se estima que representará hasta el 5 % del PBI de los países que se adapten al intercambio de datos para el 2030.[2]
Esto, combinado con el poder de la inteligencia artificial, viene transformando la manera en la que se utilizan los datos financieros y generando oportunidades tanto para instituciones financieras como para usuarios.
Seguramente todos conocemos ChatGPT, el chat de inteligencia artificial de OpenAI que se convirtió en la plataforma de internet con el crecimiento más rápido de la historia. De hecho, alcanzó los 100 millones de usuarios[3] en tan solo dos meses. Si bien la banca y las fintechs venían incorporando IA a sus negocios, ChatGPT se presenta como un hito y definitivamente marca un antes y un después en la conciencia sobre aplicar inteligencia artificial de manera masiva.
La evolución de las integraciones con inteligencia artificial está generando muchas nuevas propuestas que permiten la toma de decisiones más informadas y la personalización de las experiencias de los clientes. Esto está dirigiendo a la industria y a las personas hacia el “self-driving finance”, tendencia que involucra tanto al open banking como a la inteligencia artificial; las mezcla y devuelve múltiples propuestas de valor para bancos, fintechs y usuarios, gracias a proveedores SaaS y consultoras que ayudan en la implementación, como Personetics, Be Smart o Mc Luhan.
A otro nivel
La hiperpersonalización es algo que se viene observando en la industria y la “self-driving finance” la lleva a otro nivel. A través de la obtención de datos, las distintas herramientas o sistemas pueden generar un diagnóstico del que surgen diversos insights de relevancia para el usuario. Luego, mediante la educación financiera, se puede ayudar al usuario a mejorar la calidad de su salud financiera. Y si vamos un paso más allá, podemos enviarle al cliente una propuesta concreta y automatizada, y que no tenga que hacer nada más que dar su consentimiento. De esta manera, las finanzas se manejan casi en piloto automático, lo que genera múltiples beneficios para ambas partes.
Un ejemplo claro de self-driving finance desarrollado por Personetics es “Money Scout”, una funcionalidad del banco estadounidense Huntington Bank que analiza los ingresos y gastos del usuario con el objetivo de encontrar montos de dinero que la persona no vaya a necesitar para finalmente enviarlos a una cuenta de ahorros y así generar un ahorro automatizado. Esto no solo ayuda al usuario sino que aumenta la fidelidad con la compañía, ya que realmente genera un impacto en la economía de la persona.

Otros beneficios
La inteligencia artificial potencia al open banking y, además, genera cada vez más y mejor información. Esto deriva en:
- Mejores modelos de scoring alternativos, algo clave para la inclusión financiera en Latinoamérica donde según el Global Findex solo el 30 % de los adultos ha pedido dinero prestado a una institución financiera formal.
- Modelos de recomendaciones de inversiones personalizadas. Se podría, por ejemplo, estimar la aversión al riesgo del usuario y, con base en esto, junto con información financiera de la persona, sugerir inversiones concretas. En Argentina, según datos de la Comisión Nacional de Valores, menos del 20 % de la población invierte.
- Mejoras en la prevención del fraude gracias a la disponibilidad de más datos y perfiles de comportamiento del usuario. Los fraudes financieros, según estimaciones de Fintech Americas, rondarán los US$ 343.000 millones a nivel global para 2027.
El open banking junto con la inteligencia artificial generan condiciones para expandir una inclusión financiera real y rentable para todas las partes involucradas. Será cuestión de tiempo ver cómo los nuevos productos financieros van facilitando cada vez más la vida de las personas e incrementando y mejorando el performance de las compañías. La clave estará en saber priorizar y efectivamente desarrollar los productos adecuados para los públicos objetivos determinados.
Fuentes
[2] OIT- PWC – Banca de las oportunidades
[3] UBS